
Cuando fue presentado en 1959, el Citroen DS parecía llegado de otro planeta. Basta ver cómo lucían los coches norteamericanos, por ejemplo, ese mismo año.

“Si el automóvil hubiera seguido el mismo ciclo de desarrollo que el ordenador, un Rolls-Royce costaría hoy cien dólares, alcanzaría un millón de millas por galón y explotaría una vez al año, matando a todos sus ocupantes.” - Robert X. Cringely